No habrá más Justicia Alimentaria en Twitter
21 gener, 2025
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Queremos explicar detalladamente a nuestra base social de socias y socios, de voluntarias y voluntarios, de trabajadoras y trabajadores, el por qué abandonar la red social X ha pasado a ser una cuestión de principios éticos para Justicia Alimentaria.
Después de que el magnate Elon Musk se hiciera con Twitter en 2022 a cambio de 44.000 millones de dólares, no solo rebautizó la red social con otro nombre y empeoró cualitativamente en su utilidad como herramienta informativa, sino que también se convirtió en una plataforma de difusión masiva de bulos y consignas extremistas conforme su propietario se iba radicalizando en sus ideas políticas.
La toma de posesión de la presidencia de Donald Trump, con Elon Musk liderando el nuevo Departamento de Eficiencia Gubernamental y repitiendo un gesto que se ha comparado con el saludo nazi en la fiesta de investidura del nuevo POTUS, es la gota que colma el vaso: Justicia Alimentaria no puede ni debe permanecer un segundo más en esta red social traicionando a sus preceptos, a su base social y al denominador común de todas y cada una de sus campañas, que es el de fortalecer la soberanía alimentaria de todos los pueblos.
X, la antigua Twitter, ya no existe tal y como se formó, con entidades sociales, pensadores y miles de fuente de conocimiento para discutir y debatir desde el pensamiento crítico. Las deficiencias de la plataforma, con toneladas de bots, anuncios y personalidades creadas con IA, son cada vez más notorios. Casi tanto como los delirios de grandeza de su propietario, Elon Musk, que ha abierto la veda para que los contenidos sean cada vez más racistas, más sexistas, más xenófobos y más violentos.
Por ese y otros motivos, Justicia Alimentaria ha decidido con la unánime aceptación de su Junta Directiva y Dirección, abandonar X (antigua Twitter) para focalizar todo su trabajo de comunicación en redes como Instagram, Facebook o BlueSky, la alternativa más democrática a X.
Si queremos seguir impulsando la transición hacia un sistema alimentario que proteja el derecho a la alimentación y a la salud, que sea socialmente justo y desde una perspectiva feminista, apoyando los derechos colectivos e individuales en defensa del territorio y el medio ambiente, la soberanía alimentaria y la agroecología, debemos salir de una red social tóxica que ataca frontalmente a todo lo que defendemos con uñas y dientes.