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Los Doñanas

18 abril, 2023

Doñana

Artículo de opinión de Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria

Publicado de manera original en La Marea

¿No les parece raro que el desierto de Europa se haya convertido en su despensa de frutas y verduras de regadío?

Ya conocen la increíble posición del Gobierno de Andalucía en el caso de Doñana, que en resumen es la defensa acérrima de los invernaderos y las empresas agroexportadoras. Lo de Doñana, por tanto, es un desastre, pero lo peor es que Doñana no es solo Doñana, sino la expresión o, si quieren, la punta del iceberg de un modelo agrario que se ha desarrollado las dos últimas décadas y que se ha convertido en una amenaza. Hablamos de los megainvernaderos para exportación.

Se trata de una nueva cultura del agua que se ha desarrollado durante las últimas décadas; los regadíos agrícolas industriales son una fuente de graves problemas ambientales y territoriales que, además, genera también problemas a nivel climático.

España es el país con mayor sobreexplotación de agua de Europa, y no es de extrañar. La financiación pública de apoyo al sector empresarial ha permitido pasar desde el millón de hectáreas tradicionales de regadío hasta los 3,7 millones de hectáreas actuales. En el Estado español, hablar del uso del agua es hablar de agricultura en regadío. Esta consume alrededor del 80% del agua de nuestras cuencas y, según los datos oficiales, su superficie no ha dejado de crecer en las últimas décadas. En las zonas donde no existe el agua disponible en los ríos y en los embalses, el uso de agua subterránea ha aumentado de forma espectacular: un 33% entre 2005 y 2015, hipotecando las reservas de agua del futuro y su papel estratégico en situaciones de sequía.

Un crecimiento de regadíos y uso de aguas que sigue creciendo, que se sigue apoyando desde los poderes públicos, y que nos empuja de manera inexotrable al abismo. No hay agua para tanta fresa destinada a Alemania. Simplemente no disponemos de esa agua.

Les decía que tenemos muchas Doñanas repartidas por el territorio. Aquí van algunos ejemplos para hacerse una idea de la magnitud.

Los invernaderos de la zona de Almería son los mayores responsables del mayúsculo déficit hídrico de la zona. Ya en 1995 la Confederación Hidrográfica del Sur declaró el acuífero de la zona como sobreexplotado. Después de 26 años, la problemática no ha hecho sino empeorar. El mar de plástico succiona sin parar agua subterránea muy por encima del máximo ecológico; el resultado es su desaparición lenta pero imparable y la entrada de agua salada. En todos los acuíferos conectados al mar hay un equilibrio entre el agua dulce y la salada, que se infiltra y queda por debajo, al ser más densa.

Si nos vamos un poco al norte, siguiendo la línea de costa, el acuífero de Campo de Cartagena (Región de Murcia) ha llevado al Mar Menor al borde del colapso en uno de los mayores desastres ecológicos de la era reciente. También podemos citar el caso de uno de los principales acuíferos almerienses, el del río Aguas. El Tribunal Internacional por los Derechos de la Naturaleza de Bonn dictó una sentencia contra la sobreexplotación y el expolio de tierras y recursos hídricos en el río Aguas. Tuvo en consideración las múltiples evidencias de violaciones cometidas contra los Derechos de la Naturaleza. El Tribunal consideró que de persistir la extracción de aguas subterráneas más rápido de lo que puede reponerse y privar a las comunidades autóctonas del recurso de agua que las nutren, viola los derechos de los sistemas ecológicos de Almería y viola los Derechos Humanos de los habitantes locales, incluidos los derechos de las generaciones futuras.

Es urgente cambiar el actual paradigma de regadío, simplemente porque es imposible. El actual modelo agroexportador se basa en la explotación de un recurso escaso como es el agua y del que tendremos menos. Necesitamos apostar por una transición alimentaria y agrícola que pasa por invertir en un modelo de agricultura adaptada al territorio y sus recursos, y para ello es necesario una implicación de las administraciones que apuesten por una gestión responsable del agua. No podemos permitirnos más Doñanas.