La sobredimensión de la producción y consumo de carne en el Estado español es incuestionable, como lo son sus efectos negativos para la salud y el medio; y ha acabado convirtiéndose en un grave problema para la sociedad.
Con la campaña «Carne de cañón» queremos alertar de la insostenibilidad del sector, visibilizar el consumo excesivo de carne —sobre todo la carne low cost y derivados— y denunciar sus enormes efectos en la salud. Finalmente, señalar algunos de los hilos que mueve la industria cárnica que le permiten seguir operando con total impunidad. El poder del lobby cárnico es brutal. No pretendemos criticar a la carne per se, sino a este tipo de producción y consumo. La ganadería ocupa un lugar claro y demostrado en los agroecosistemas. Cumple una función de simbiosis con el sistema agrario y, si se hace bien, permite cerrar y completar los circuitos energéticos y de materiales de estos sistemas, además de ser una buena fuente de alimentación sana y equilibrada. Pero de la misma manera, debe quedar claro que lo que tenemos incrustado en nuestros suelos agrarios, en los supermercados y en nuestro plato no tiene nada que ver con eso: el modelo industrial globalizado y el consumo actual han desbordado todo límite ecológico y saludable.
La carne nos enferma.
Con esta campaña señalamos los principales problemas y reclamamos políticas públicas que acaben con este espolio de la salud de las personas y del territorio por el beneficio a corto plazo de unas pocas empresas. Actualmente, no hay contrapoder a esta industria que destruye nuestra tierra y, sobre todo, la salud de las personas con menos renta.
¡No queremos ser carne de cañón! ¡Hay que hacer algo!
Causas
El exceso de producción y la falta de regulación en la producción y su comercialización hacen que no sepamos bien que es lo que consumimos.
Efectos
¿Comemos mucha carne? Los datos no dejan lugar a dudas: comemos no mucha, sino muchísima carne.
Soluciones
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