ActualidadDerechos laborales

«Si tú vas a los asentamientos, toda la gente está trabajando, pero esa gente no tiene contrato. La ETT busca la cuadrilla y ya está». Testimonios de la explotación laboral en el sector agroalimentario

23 diciembre, 2022

»Si tú vas a los asentamientos, toda la gente está trabajando, pero esa gente no tiene contrato. La ETT busca la cuadrilla y ya está. No les da de alta. Hay veces que (los trabajadores) cogen papeles de otra gente para darse de alta». Es el relato de Jornaleras de Huelva en Lucha en el informe de Justicia Alimentaria ‘El ingrediente secreto. La explotación laboral en la alimentación en España.

Con nuestro informe y la campaña ‘Exporta, explota, me expló‘, hemos denunciado que el sistema alimentario actual asienta su éxito en la mano de obra precarizada y explotada. La investigación “El ingrediente secreto” documenta las situaciones de vulneración de derechos fundamentales en las tres grandes plataformas agroexportadoras alimentarias: el sector de las frutas y hortalizas, el cárnico y el de las conservas de pescado. Justicia Alimentaria también aborda en este informe la explotación laboral en las plataformas digitales de reparto, los ‘riders’ y el ‘food delivery’.

Estos son los algunos de los testimonios con los que documentamos nuestra denuncia:

La contratación de mano de obra vulnerable y migrante es recurrente en la agroexportación. En la contratación en origen -mayoritaria en sectores como la fresa de Huelva-, las mujeres provienen de entornos empobrecidos: mujeres menores de 40 años, con hijos o hijas menores de 14 años a su cargo. Esto asegura que aguanten más vulneraciones de derechos y que regresen a sus países cuando finalice el período de explotación. También se dan casos de contratación de mano de obra extranjera que ya está dentro del país. Parte está regularizada; otra parte, no.

«Milouda, 32 años, ya ha venido varios años a trabajar en la campaña de la fresa en España, y asegura que “en Marruecos no hay trabajo y en el que hay se paga mucho menos que en España. Aquí, aunque el trabajo es duro, estamos mejor pagadas y así, con este dinero, puedo mantener a mi familia en Marruecos» [Milouda tiene tres hijos y un esposo sin empleo].

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«Cuantos más criterios se acumulen, mejor. Por ejemplo, preferimos una mujer con tres hijos a una mujer con un hijo. También hay doble criterio: niños menores de 14 años, porque a partir de los 15 años el niño puede trabajar. Tomamos las regiones afectadas por desastres como una prioridad: elegimos de acuerdo con el mapa de po- breza. Pero son los gobernadores los que tienen la última palabra. Es el gobernador quien elige las comunidades.» [Uno de los funcionarios de Anapec encargado de las contrataciones en origen]

Tipos de contratos para gente nacional y para gente extranjera

«Hay (como) tres bloques: la gente de los pueblos, que es más o menos el 50-52 % del total de la gente de la cam- paña, de las cien mil personas que más o menos trabajan la campaña; la gente migrante con contrato en origen que vienen desde Marruecos y que este año han venido también de Ecuador y Honduras en la experiencia pilo- to, y por otro lado, la gente migrante: la que vive aquí, que entra dentro del grupo los pueblos, que ya tienen sus papeles y están integrados; pero están en los asenta- mientos chabolistas. Y en los asentamientos chabolistas los hay con papeles y sin papeles, que ese es ya como el último eslabón de la cadena» [Jornaleras en lucha].

Migración

«Aquí hay gente africana que trabaja todo el verano y casi que no tiene para comer, y trabaja recogiendo ali- mentos, que eso creo que es la gran paradoja. El racismo se destila en toda la campaña (a nivel estructural) y lue- go hay casos directos de racismo. Nosotros hemos pues- to muchas denuncias porque, por ejemplo, hay pueblos que no permiten la entrada de migrantes en los bares, al- caldes que nunca sabes si trabajan como alcaldes o como empresarios, que no facilitan ningún tipo de estructura o acogida de estas comunidades, que fundamentalmente son árabes o subsaharianas. Casos de insultos constan- tes en algunas empresas, el lenguaje. Luego, gente que trabaja sin documentación, que están un mes, dos meses y no les pagan, y cuando van a reclamar, les dicen: oye mira no te voy a pagar, no te conozco de nada, denún- ciame si quieres, vas a acabar en un CIE, deportado, y a mí no me va a pasar nada. Aquí es donde opera de la ma- nera más cruel la ley de extranjería» [Fruita amb justicia social].

El papel de las ETT

«Hay grandes ETT que tienen la sede en Almería, en Huelva o en Valencia, y envían a la gente aquí. Luego, las ETT tienen manijeros propios a los que les dicen “nece- sito 100 trabajadores o 200”, por lo que es habitual ver anuncios que buscan, porque ahí sí que opera inspección de trabajo cuando ponemos una denuncia en estos anuncios, cuando se publica y se busca, por ejemplo, por su lugar de origen: “necesito 100 personas búlgaras”, y en España es ilegal seleccionar por etnia, religión, etc. (…) Si hay una inspección de trabajo, quiere decir que son tres delitos a los que se enfrenta el trabajador: uno por estar irregular, que es administrativo, dos por usurpación de identidad y tres por falsificación de documentación pública. Tenemos compañeros en la propia plataforma que trabajan en así» [Fruita amb justicia social].

«Con las ETT hay que tener también cuidado. Las ETT, normalmente, quitan una cantidad del salario, se lo queda el manijero que ha buscado la cuadrilla. Normalmen- te, te quitan 1 € a cada uno de la cuadrilla por día» [Jornaleras en lucha].

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Un actor clave de la plataforma cárnica global son los mataderos. Es difícil saber el número de personas que trabajan en los mataderos del Estado español. En cuanto a las condiciones laborales, los mataderos son uno de los peores lugares del país para trabajar.

Y, es que, exactamente igual que hemos visto en el caso de las frutas y hortalizas, la precariedad laboral es el factor clave para entender el supuesto éxito de las plataformas exportadoras de alimentos

Además, están los riesgos laborales. Las personas que trabajan en los mataderos están especializadas en una única tarea que repiten una y otra vez sin parar a lo largo de su jornada laboral, y sus ritmos de trabajo son frenéticos. Tareas como deshuesar o preparar la carne requieren movimientos de fuerza intensos que desgastan rápidamente a quien los realiza, generando problemas de salud o de incapacidad permanente.

Testimonios de personas trabajadoras del sector coinciden en que en diversos mataderos hay gente trabajando sin papeles y que la industria cárnica, en general, y los mataderos, en particular, «se abastecen en un alto porcentaje de personas migrantes, algunas en situación administrativa irregular». Una garantía de dependencia laboral que aprovechan determinadas em- presas del sector para someterlas a pésimas condiciones laborales:

«El sector cárnico a día de hoy es una auténtica fábrica de hacer inválidos. Hay muchas personas que han sido deshuesadores de carne toda la vida y que se jubilan en unas condiciones muy malas de salud o se van por vía de la incapacidad permanente total a causa de problemas en muñeca u hombro o codos» [Marco Antonio Pérez Martínez, secretario general de la Sección Sindical Intercentros de CCOO en Campofrío, en Porexperiencia.com]

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«Cuando entiendes que no eres más que un pobre operario, un tipo insignificante que chapotea en la sangre y la mierda de animales, se te saltan las lágrimas». Son palabras de Mauricio García Pereira, trabajador de un matadero, recogidas en «La precariedad laboral, factor clave para entender los rebrotes en los mataderos», del diario Público.

«Las empresas están llenas de gente sin papeles, son trabajadores que no se pueden quejar porque están en situación irregular» [informe de Lighthouse Reports]

«Los que no tienen papeles pagan entre 200 y 300 euros al mes a compañeros con el permiso de residencia para así poder trabajar» [Eldiario.es]

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Los bajos salarios y las duras condiciones laborales se explican, al igual que en el resto de las plataformas alimentarias agroexportadoras, por la imperiosa necesidad de ajustar los costes para seguir siendo competitivos en los mercados globales. El sesgo de género es más que evidente en las conserveras.

Al igual que hemos visto en los mataderos, el trabajo que se efectúa en los lineales de una conservera es extremadamente duro. Los movimientos repetitivos afectan a las articulaciones y provocan muchas lesiones, mientras que las posiciones fijas causan dolores de espalda.

«Cuando te toca en invierno, trabajar el pescado congelado es insoportable, por el frío y la humedad. Cuando te toca en verano, dentro una nave, también es insoporta- ble, no hay ventilación y no ponen el aire porque es dine- ro. Teníamos deshumidificadores en las fábricas (porque) hay mucho vapor y esa humedad constante (la tienes) encima. Esos se estropearon al año de ponerlos y olvídate, que no los volvieron a poner. El techo gotea muchas veces del vapor, no en todas las zonas, pero donde hay vapor, eso llega a caernos encima, esas gotas. Además del cansancio, el trabajo es muy duro, con esos movimientos repetitivos que para las articulaciones es un dolor que te queda de por vida y no es nada cómodo, ni siquiera estar sentado te sirve» [Trabajadora conservera].

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Este tipo de trabajo provoca muchas lesiones.

«Las del túnel carpiano, la artrosis en las manos, tendiditis, hombros, codos, lumbalgia. Las que están sentadas están todo el rato sentadas y te duele la espalda y todo, y las que están de pie no pueden sentarse».

A estas lesiones, hay que añadir las enfermedades psíquicas y emocionales.

«Siempre hay compañeras con depresión. Ves llorar a alguna compañera por un grito del jefe, que igual pen- só que la vio hablar y no estaba hablando, entonces eso duele. O igual ves (que) siempre está encima de ti, que la compañera de al lado puede hablar o ir al baño y pue- de hacer muchas cosas, y (a ti) una vez que abres la boca para algo, ya te grita y te sientes marcada y psicológica- mente cansa» [Trabajadora conservera].

«Tenemos un encargado vigilándonos las ocho horas aquí detrás, constante, no se puede hablar, no puedes levantar la cabeza, tienes que estar las ocho horas tra- bajando sin levantar la cabeza… Puedes ir al baño, pero tampoco mucho tiempo» [Trabajadora conservera].

«Te controlan cuándo vas al baño, te vigilan cuándo te le- vantas y lo que tardas; además, los encargados de líneas son siempre hombres y bueno, ya sabes» [Trabajadora conservera].

También hay amenazas o coacciones de despido.

«Sobre todo por coger bajas, por el tema de bajas médicas o si pides conciliaciones. Amenazan a una y el resto ya lo sabe y se lo come» [Trabajadora conservera].

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