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La comunidad educativa es un elemento clave en la reducción del desperdicio alimentario en las aulas

21 diciembre, 2023

● Representantes de la comunidad educativa han trabajado juntas en la jornada “Mi cole no desperdicia”, en la Facultad de Magisterio de la Universitat de València
● Profesorado, familias y alumnado de más de 50 centros de la Comunitat Valenciana han conocido estrategias y experiencias para acabar con el desperdicio alimentario en los centros educativos
● En la Jornada se ha presentado la Guía para implementar un Plan de prevención del desperdicio en los comedores escolares que se ha impulsado desde la Conselleria de Agricultura, Ganadería y Pesca (GVA)

El Instituto Valenciano de Investigaciones Agrarias (IVIA), en colaboración con la Facultad de Magisterio y la entidad Justicia Alimentaria, han organizado la jornada “Mi cole no desperdicia” con el objetivo de abordar el desperdicio alimentario en las aulas de una manera innovadora. En esta actividad, celebrada esta semana en la Facultad de Magisterio de la Universitat de València, han participado más de 50 centros escolares de la ciudad de València y su área metropolitana.

La presentación de la jornada estuvo a cargo de Inmaculada Marco, directora general
de Industria y Cadena Agroalimentaria de la Consellería de Agricultura, Ganadería y
Pesca, y de Miquel A. Oltra, vicedecano de Proyección Social, Transferencia y
Comunicación de la Facultad de Magisterio de la Universitat de València (UV). Ambos
han destacado cifras llamativas como que «somos el séptimo país que más alimentos
derrocha», que apuntaba la directora general, o que un «25% de la comida de los
comedores escolares acaba en la basura», como ha señalado el vicedecano.

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A continuación, la investigadora del IVIA María Ángeles Fernández-Zamudio, que es
también la coordinadora de la agenda técnica del Plan de Acción para prevenir y
reducir las pérdidas y el desperdicio alimentario en la Comunitat Valenciana, ha
abordado las dimensiones de esta problemática en su intervención. Ha hecho hincapié
en los datos de la impronta hídrica de los alimentos, como los 122 litros que cuesta
producir una taza de café o los 560 litros de un kilo de naranjas, y más todavía en «la
espina dorsal que es la concienciación al conjunto de la ciudadanía» y la importancia
de llevar este tema a las clases de matemáticas, de filosofía o de cualquier otra
asignatura.

En la misma línea ha apuntado Paloma Sánchez, del Centro de Educación Ambiental de
la Comunidad Valenciana, quien ha abordado no solo la obligación de «reducir el
desperdicio al 50% para el año 2030, tal y como lo marca la Agenda 2030, sino también
de aprovechar la oportunidad que la nueva ley educativa española (LOMLOE) nos
brinda de integrar esta Agenda, su visión ecosocial, en las aulas».

Berta Vidal, de la Fundació Espigoladors, ha detallado algunos aspectos técnicos para
poner en práctica la guía que ayudará a implementar Planes de prevención del
desperdicio en comedores escolares valencianos, que se ha dado a conocer por
primera vez a la ciudadanía. Dicha guía recoge un decálogo para evitar que la comida
de los centros educativos se desperdicie, así como recomendaciones para hacer un
diagnóstico inicial y un programa de reducción del desperdicio alimentario en las
escuelas. «Cada alumno o alumna desperdicia entre 60 y 100 gramos de comida
diariamente y a esto hay que sumar otros puntos de la cadena de producción que son
críticos en la cadena alimentaria», ha explicado.

Después de estos bloques más teóricos, se ha pasado a la mesa de experiencias para
mostrar iniciativas inspiradoras. Las profesoras de la Facultad de Magisterio de la UV,
Tatiana Pina y María Calero, han compartido las distintas acciones que se han realizado
en los últimos cinco años desde la Facultad. Ambas docentes insisten en la necesidad
de continuar visibilizando, sensibilizando y sobre todo formando a toda la comunidad
educativa como estrategia para combatir el desperdicio alimentario. «Las cifras de
desperdicio que se generan en los comedores escolares son muy elevadas», ha
destacado Tatiana Pina, «por lo que es necesario considerar todas las acciones que,
como docentes, podemos emprender para hacerle frente».

A continuación, el alumnado de magisterio, el futuro profesorado, ha explicado las
experiencias que han llevado a cabo en los centros de Educación Primaria CEIP Lluís
Vives, CEIP Severí Torres, CEIP Pare Català y CEIP Lluís de Santàngel, así como lo ha
hecho el profesorado de los centros de educación secundaria IES Enric Valor e IES
Andreu Alfaro, que han desarrollado acciones en sus centros para reducir y sensibilizar
sobre el desperdicio alimentario a profesorado, alumnado y familias.

Por su parte, Marta Herrero, de Justicia Alimentaria, ha expuesto el proyecto Escoles
que Aprofiten que persigue la formación y capacitación de agentes para implicar a la
comunidad educativa en la reducción del desperdicio: «En nuestro territorio tenemos
una gran oportunidad porque el 74% de los centros tiene cocina propia», apuntaba. Ha
explicado que este proyecto se llevará a cabo en cinco escuelas «donde trabajaremos
con el claustro y con los equipos de cocina y monitoraje».

Como cierre de la jornada, se ha hecho una demostración de cocina de
aprovechamiento a cargo de Alicia Valero, dietista-nutricionista y cocinera
anti-desperdicio, seguida de una degustación de las recetas preparadas.
Esta actividad se incluye dentro del Plan de Acción para prevenir y reducir las pérdidas
y el desperdicio alimentario en la Comunitat Valenciana impulsado por la Consellería
de Agricultura, Ganadería y Pesca. Además, algunas de las acciones presentadas se
incluyen en el Proyecto de Innovación Educativa «El desperdicio alimentario como
problemática para abordar la Sostenibilidad en la formación inicial del profesorado»

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