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Justicia Alimentaria denuncia un nuevo patrón alarmante en zonas de conflicto: los alimentos como arma de largo alcance

13 octubre, 2025

Ucrania, Palestina, Sudán, el Chad, Nigeria o Haití… trabajadores humanitarios repartidos en la primera línea de estos países con conflictos abiertos señalan un patrón alarmante que se extiende peligrosamente. En estas y otras regiones del mundo se mata de hambre a civiles inocentes y menores en un nuevo contexto marcado por la tecnología, la globalización y las políticas de poder en las que la nutrición de la población civil se ha convertido en un arma de largo alcance que conlleva la muerte de más personas fuera del campo de batalla que en el propio conflicto militar.

Partiendo de la base que el uso de los alimentos como arma y el bloqueo de la ayuda humanitaria en cualquier conflicto armado es una violación del derecho internacional, las fuerzas armadas están diversificando la forma de llevar a cabo sus objetivos, ya que se opta deliberadamente por la escasez de alimentos, la restricción del acceso a los mismos, su uso como moneda de cambio político e incluso como una herramienta de reclutamiento y retención para grupos insurgentes. Además, empieza a ser una tónica habitual las obstrucciones burocráticas para coartar el alcance de las ayudas con alimentos, la destrucción de los suministros y el ataque sistemático al personal humanitario. La mezcla de muchos de estos factores en un mismo escenario en conflicto está provocando un éxodo masivo de la población hacia países vecinos.

“Utilizar la comida como arma de guerra de largo alcance comporta métodos extremadamente crueles y extremadamente baratos para hacer daño a la población civil”, Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria

Los organismos internacionales y las principales potencias del mundo no pueden escudarse en las deficiencias a la hora de exigir responsabilidades a los actores de tales violaciones. Así pues, la seguridad alimentaria debe prevalecer no solo como una cuestión humanitaria, sino también como una cuestión geopolítica que requiere que los líderes militares y diplomáticos analicen este complejo escenario de crisis que influirá cada vez más en los asuntos internacionales, con un gran coste en vidas humanas y estabilidad regional.

“Es urgente un llamamiento a los gobiernos y a la comunidad internacional para utilizar la barbaries de militarizar el hambre de los que más sufren la guerra”, Javier Guzmán, director de Justicia Alimentaria

Desde Justicia, recordamos el informe del Observatorio de Corporaciones Alimentarias en relación al sabor amargo del dátil de Israel. Recaudamos fimras para que, mientras durara el conflicto en la Franja de Gaza, lo que no comemos en defensa de la justicia internacional nos representa incluso más que lo que comemos. Y comer dátiles de Israel daban como resultado una Israel más fuerte y más poderosa económicamente en un momento crucial en el que estamos viendo el genocidio del pueblo gazatí en directo.