Justicia Alimentaria se solidariza con el pueblo palestino y reclama poner punto y final al conflicto
2 noviembre, 2023
Justicia Alimentaria se solidariza con el pueblo palestino, en especial con la población de Gaza y exige un alto el fuego incondicional, garantizar el suministro de alimentos, agua y medicamentos a la población de Gaza, permitir la entrada de ayuda internacional, y buscar una solución permanente al conflicto que pasa por el reconocimiento de un Estado Palestino.
Desde 1948, la población palestina vive bajo ocupación israelí, soportando discriminación sistémica, violencia e innumerables muertes. El bloqueo y cierre ilegales impuestos a Gaza en 2007 restringieron el acceso del pueblo palestino a alimentos, agua y otras necesidades esenciales para llevar una vida digna, imponiendo, de facto, un estado de apartheid a los palestinos.
Los alimentos y el agua han sido sistemáticamente convertidos en armas por Israel, obligando al 77% de la población de Gaza a depender de la ayuda en forma de alimentos. El 75% de la población de Gaza son personas refugiadas o desplazadas, y el acceso al ya pequeño territorio se ha reducido de 300 a 1000 metros de la valla perimetral, ocupando el 29% de la tierra cultivable.
Y mientras el mundo está pendiente de los ataques a Gaza, Cisjordania sigue sufriendo discriminación sistémica, ataques y asesinatos por parte de las fuerzas y los colonos israelíes.
También se impide a las personas agricultoras el acceso a sus tierras, lo que repercute de inmediato en sus medios de subsistencia y, a largo plazo, en la seguridad y soberanía alimentarias de la población palestina.
Tras los ataques de Hamás del 7 de octubre de 2023, en los que murieron unas 1300 personas, muchas de ellas civiles, el gobierno de Israel ha redoblado su cerco a la Franja de Gaza y está cometiendo innumerables crímenes de guerra, así como numerosos y documentados crímenes de lesa humanidad, incluido el desplazamiento forzoso de la población palestina. Los intensos bombardeos israelíes sobre Gaza, desde tierra, mar y aire, se suceden de manera casi ininterrumpidamente, y a día de hoy ha matado a un mínimo de 8.000 personas, de los que el 67% son mujeres y población infantil. y desplazando a más de un millón de personas en la Franja de Gaza (actualizaciones de la OCAH). Los ataques aéreos israelíes siguen destruyendo infraestructuras esenciales e instalaciones médicas y los ataques terrestres se suceden.
La población de Gaza está atrapada y sometida a un duro asedio sin forma de salir del territorio. Israel está bloqueando la entrada a Gaza de ayuda y suministros vitales. La pérdida de vidas civiles sigue aumentando cada día que Gaza permanece sitiada.
Los números no son números, son personas. Personas asesinadas impunemente mientras los gobiernos aliados de Israel siguen financiando y apoyando, en lo material y en lo discursivo, lo que ya se puede calificar de genocidio. Especialmente grave es el papel de la Unión Europea que permite que el Estado de Israel siga con su política de exterminio sin realizar ninguna acción para detenerlo. Sonroja ver la hipócrita diferencia de actuación en función de quien mata a quien y de qué intereses geopolíticos están en juego. Está claro que no todos los conflictos merece la misma reacción lo que es lo mismo que decir que hay vidas humanas que importan y otras que no.
La ONU ha pedido constantemente a Israel que levante los bloqueos, así como que ponga fin a la violencia en Gaza y los demás territorios palestinos ocupados; sin embargo, Israel sigue actuando con impunidad, respaldado por poderosas potencias financieras y políticas. Estados Unidos y otros Estados occidentales, en particular, no han disuadido a Israel de cometer crímenes, sino que han asegurado su apoyo incondicional. Varios relatores especiales de la ONU han alertado de que la escalada de crímenes contra la humanidad en Gaza está perpetuando el riesgo de genocidio contra el pueblo palestino.
Nos sumamos a las palabras del Secretario General de la Naciones Unidas, António Guterres, “la ONU condena una vez más los ataques de Hamás, pero eso no justifica el castigo colectivo de la población de Gaza. Estos ataques, además, no se produjeron en el vacío sino en el contexto de una ocupación de más de 56 años. Proteger a los civiles no puede significar nunca utilizarlos como escudos humanos. Proteger a los civiles no significa ordenar a más de un millón de personas que evacúen hacia el sur, donde no hay refugio, ni alimentos, ni agua, ni medicinas, ni combustible, y luego seguir bombardeando el propio sur. Me preocupan profundamente las claras violaciones del derecho internacional humanitario que estamos presenciando en Gaza. Que quede claro: ninguna parte en un conflicto armado está por encima del derecho internacional humanitario«. Además añadió, “El pueblo palestino lleva 56 años sometido a una ocupación asfixiante. Ha visto cómo su tierra era devorada por los asentamientos y asolada por la violencia; cómo se asfixiaba su economía; cómo se desplazaba a su población y se demolían sus hogares. Las esperanza del pueblo palestino para una solución política se han ido desvaneciendo.” La respuesta del estado de Israel fue declarar a las Naciones Unidas como organización non grata, obviar todas las resoluciones y peticiones que alteran su plan de castigo y genocidio, y seguir aumentando el número de muertes de la población palestina.
Israel está convirtiendo los alimentos en armas mediante su bloqueo y asedio continuado, que es ilegal según el derecho internacional. El único acuífero de agua de Gaza estaba casi totalmente contaminado antes del asedio; ahora Israel ha cortado la única tubería de agua que llega a Gaza y, debido a los cortes de electricidad, los pozos y las estaciones de bombeo de agua están fuera de servicio. Las personas agricultoras no pueden acceder con seguridad a sus tierras, que en su mayoría están cerca de las vallas del perímetro y fuertemente militarizadas. La flota pesquera palestina es constantemente detenida y expulsada del mar.
Los castigos colectivos y los ataques contra civiles equivalen a crímenes de guerra, además de crímenes de lesa humanidad. Condenamos enérgicamente los homicidios deliberados de civiles inocentes y de personas tomadas como rehenes por Hamás. Denunciamos las acciones del gobierno israelí y de las Fuerzas de Defensa de Israel, que violan el derecho internacional. Israel tiene obligaciones legales con los palestinos como fuerza de ocupación, incluida la protección de la población en los territorios que ocupa. Las acciones de Hamás se están tomando como excusa para perpetrar un genocidio sin precedentes en la región. Como muestra, en la otra región palestina ocupada, Gaza, donde no existe Hamás, han muerto, a día de hoy, al menos 115 personas y más de 2.000 han resultado gravemente heridas desde el inicio de este nuevo brote de terror perpetrado por el estado de Israel (datos actualizados por Naciones Unidas).
Nada de lo que está haciendo Israel sería posible sin el apoyo, por acción y omisión, de otros gobiernos, entre ellos los de la Unión Europea y el Estado español. Hace falta y es urgente actuar de manera firme contra los actos que está realizando el estado de Israel sobre la población palestina.
La atrocidad que se está produciendo puede y debe detenerse. En consonancia con los Convenios de Ginebra, la Carta de las Naciones Unidas y los posteriores instrumentos de derechos humanos, todos los Estados tienen la obligación internacional de prevenir los crímenes de guerra y de emprender acciones conjuntas y por separado para lograr la plena realización de los derechos humanos en Gaza y Cisjordania.
El único medio para poner fin a décadas de violencia y opresión, al tiempo que se garantiza la justicia para los palestinos, es abordar las causas profundas del conflicto, lo que incluye poner fin a la ocupación ilegal del territorio palestino y reconocer el derecho del pueblo palestino a la autodeterminación.
Por todo ello exigimos a los Estados que tomen medidas de inmediato:
• Establecer inmediatamente un alto el fuego y poner fin a los bombardeos y ataques en Gaza;
• Garantizar el suministro de alimentos, agua y medicamentos a la población de Gaza;
• Paso seguro y apertura de fronteras: El establecimiento de corredores seguros y la apertura de todos los pasos fronterizos para facilitar la entrada rápida de ayuda médica, y alimentos, y para transportar de forma expedita a las personas heridas para que reciban atención médica urgente.
• Rendición de cuentas por crímenes de guerra: Procesamiento de los responsables de crímenes de guerra ante la Corte Penal Internacional (CPI) de acuerdo con su mandato y el derecho internacional. Esto debe incluir la investigación de las responsabilidades de todos los Estados que no hayan disuadido a las partes en conflicto de cometer esos crímenes o les hayan prestado apoyo;
• Formación de comités internacionales de investigación: Creación de comités internacionales para investigar e informar sobre los crímenes sin precedentes cometidos durante este conflicto.
• Adoptar medidas concretas para abordar las causas profundas de la violencia y encontrar una solución al conflicto que garantice los derechos de los palestinos y ponga fin a la actual ocupación colonial y de apartheid de Palestina.