5 de junio: En el Día Mundial del Medio Ambiente, Justicia Alimentaria defiende un sistema alimentario justo, saludable y sostenible para las personas y el planeta.
3 junio, 2022
- Coincidiendo con el Día Mundial del Medio Ambiente, Justicia Alimentaria defiende un sistema alimentario justo, saludable y sostenible para las personas y el planeta.
- Para ello, reclama a los gobiernos y la industria alimentaria que cumplan con los compromisos climáticos con ambición y transparencia, denunciando el greenwashing alimentario.
Contra un sistema que alimenta el cambio climático, Justicia Alimentaria defiende en el Día Mundial del Medio Ambiente un sistema alimentario justo, saludable y sostenible para las personas y el planeta. La organización aboga por la transformación de los sistemas alimentarios con políticas públicas que den prioridad al derecho a la salud y al medio ambiente, con criterios de justicia social y sostenibilidad.
Si hay un problema que está en la primera línea de la agenda social y política es el cambio climático. Está relacionado prácticamente con todos los sectores de nuestras vidas, pero el de la alimentación es uno de los más relevantes y se ve frecuentemente señalado. Por este motivo, y frente al greenwashing que practica la industria, Justicia Alimentaria reclama a gobiernos y empresas medidas que faciliten la adopción de decisiones más sostenibles en el modo en el que producimos, procesamos y distribuimos los alimentos, uno de los principales factores que impulsan la crisis climática y supone, por sí sola, la mayor amenaza para la biodiversidad.
¿De qué medidas hablamos? Tomamos cuatro de las propuestas en materia de alimentación que propone ONU Medio Ambiente en su guía «Una sola Tierra» y las traducimos en medidas concretas recomendadas por Justicia Alimentaria en cuatro de sus campañas: Somos Plastívoros, Las mentiras que comemos, ‘Això no toca. Las emisiones ocultas del sector porcino catalán’ e IVA 0%.
1. Rediseñar los sistemas y los productos alimentarios para reducir su huella ambiental.
En el informe Plastívoros, Justicia Alimentaria junto a Amigos de la Tierra revelaba que la principal fuente de contaminación por plástico en el entorno terrestre procede de la agricultura. La correspondiente campaña «Plastívoros. La verdad sobre el ingrediente más tóxico de la alimentación» denunciaba la alarmante contaminación por microplásticos en la tierra y sus graves impactos en nuestra alimentación, salud y ecosistemas. La durabilidad y la alta toxicidad de los plásticos y sus aditivos son señalados como pilares de una de las principales amenazas para el medio ambiente y para la salud de las personas en todo el mundo.
Ambas organizaciones alertaban con esta campaña de la necesidad de actuar y pedían al Gobierno mayor ambición en la Ley de Residuos que está siendo actualmente negociada, recordando que la nueva normativa debe basarse en la prevención.
2. Apoyar y aplicar sistemas de etiquetado alimentario creíbles y transparentes que ayuden a las personas a elegir de manera sostenible.
La industria alimentaria trata de mostrar su compromiso en la lucha contra la emergencia climática con informes y datos que utiliza de forma parcial e interesada, lo que impide ver el conjunto. Justicia Alimentaria ha analizado el ciclo de producción completo y el panorama es muy diferente al que presenta la industria. El informe ‘Las mentiras que comemos‘ lo aborda en profundidad para constatar que el greenwashing alimentario representa la mayor amenaza sobre nuestra salud, el medio ambiente y los derechos humanos.
Desde Justicia Alimentaria se pide impulsar políticas públicas firmes y precisas que luchen contra el cambio climático, produzcan una alimentación sana y respeten los derechos laborales y humanos.
Entre las medidas concretas, se propone la prohibición de los sellos y la auto certificación corporativa alimentaria, apostando por un sistema público de etiquetado y certificación social, ambiental y de salud.
3. Liberar las cadenas de suministro de forma completa y verificable de la deforestación o la conversión de otros hábitats naturales.
Esto nos lleva a hablar de los impactos ambientales de la fabricación masiva de carne. Un dato: para poder cumplir con los compromisos de reducción climática asumidos a nivel autonómico, estatal o europeo en el Acuerdo de París, solo en Cataluña habría que reducir la explotación porcina en un 40%.
Lo constata la investigación ‘Això no toca’, de Justicia Alimentaria, que propone además medidas para reducir el consumo de carne y los impactos ambientales, como regular la publicidad, ayudas a la transformación del sector y apoyo a la producción ecológica.
4. Apoyar campañas que orienten las preferencias de los consumidores hacia alimentos saludables y sostenibles y la reducción del desperdicio de alimentos.
Una de cada dos personas no puede acceder a una alimentación saludable y se ve obligada a comer de manera insana porque no puede pagarlo. La actual legislación fiscal no distingue entre alimentación sana y alimentación insana y no promueve el acceso a productos frescos y sanos.
La campaña IVA 0% denuncia que apenas hay diferencia fiscal entre el IVA de las frutas, legumbres o pescados y el de la bollería industrial o las bebidas azucaradas y reclama que el Gobierno aplique una política fiscal alimentaria basada en una alimentación saludable accesible para todas las personas.
#UnaSolaTierra #DíaMundialDelMedioAmbiente